La cuenca Pucaurán - Atupa, es una de las vertientes principales adyacentes a las labores de explotación minera a tajo abierto de la Mina Pierina, operada por Minera Barrica Misquichilca (MBM).
Mediante un convenio de colaboración entre el INGEMMET y la Municipalidad distrital de Jangas (Huaraz, Ancash), se efectuó un estudio del peligro geológico en la cuenca, con el fin de establecer el origen de los procesos y proponer medidas de intervención para manejo del problema.
En los últimos 12 años se han reactivado procesos de erosión de laderas, deslizamientos y derrumbes, tanto en los sectores de Atupa como Antahurán. Han sido identificados agrietamientos en las viviendas, grietas y asentamientos en las carreteras, movimientos en masa en las zonas agrícolas alrededor de las poblaciones de Atupa y Atupa Viejo, que avanzan hacia los cauces de quebradas.
En el contexto hidrológico, la quebrada principal Pucaurán resulta de la confluencia de cinco quebradas tributarias que atraviesan rocas volcánicas alteradas y suelos producto de la alteración hidrotermal de éstas. Al sur se encuentra la quebrada Esperanza, al centro la quebrada Pucaurán, Amaruri/Yarcayac, al norte la quebrada Choque/Purhuay y al este la quebrada Juchururi. Las precipitaciones mensuales entre 1997 y el 2009 muestran un promedio anual de lluvias acumuladas de 3225.30 mm. Los años con mayores precipitaciones fueron 1998, 2001, 2006 y 2009, siendo éste último el de mayor lluvia acumulada con 3744.50 mm. Las mayores precipitaciones se registran en febrero y marzo. El máximo maximorum para este período, ocurrió en marzo del 2001.
A partir del mapa litológico-estructural se diferenciaron dos grandes unidades: 1) Depósitos Inconsolidados y 2) Unidades del Substrato. Estructuralmente el substrato volcánico y subvolcánico, en el sector noreste y sureste del tajo de mina, cuenta con un dominio estructural cuya tendencia regional es N-S y E-O. Las fallas y fracturas adicionales que muestran buzamientos al NE, y son las que generan inestabilidad en las rocas, observándose grietas de tensión en los afloramientos, que superan la fricción de los macizos rocosos, a pesar de que los pseudo-estratos volcánicos muestren un buzamiento contra talud (buzamientos al SW) hasta subhorizontal, como se aprecia en la cabecera de la quebrada Esperanza, al NE y SE del tajo.
Cabe destacar que Ancash ha sido afectada por un gran número de sismos que alcanzaron intensidades entre VI y X (MM); los mas importantes ocurrieron frente a la costa de Chimbote y Casma y también en la parte continental en los años 1725, 1946, 1948, 1956, 1970 y 1971. asi mismo, en la región Ancash existen dos fallas activas: 1) La falla de la Cordillera Blanca y 2) La falla de Quiches. La primera de ellas se encuentra a tan solo 13 Km. del área de estudio.
El Inventario de peligros geológicos y el análisis estadístico de ellos muestra que son los deslizamientos (43%) el principal peligro geológico en la cuenca, luego los derrumbes (24%), movimientos complejos entre derrumbe – flujos y deslizamiento – derrumbes (22%), reptación de suelos (5%), avalancha de rocas (2%) y flujos de detritos (4%).
La susceptibilidad a movimientos en masa en la cuenca, ha sido calculada mediante el método estadístico bivariante. El mapa obtenido está expresado en grados de susceptibilidad, o zonas homogéneas de susceptibilidad intrínseca a partir de los factores analizados, diferenciándose cinco categorías o grados, que van desde muy baja a muy alta. Las zonas de alta susceptibilidad (34% del área total de la cuenca) corresponden a laderas con pendientes entre 20° y 50°, donde la distancia al cauce de ríos es menor a100 m, donde la vegetación es poco densa con presencia de pastizales y cultivos; con presencia de depósitos residuo – coluviales y coluviales, rocas volcánicas alteradas, con indicios de inestabilidad y presencia de procesos antiguos reactivados. Asociadas a este rango de susceptibilidad están las quebradas Churhuay, Choque, Amaruri, Yarcayac, la parte alta de Antahurán, Cunca, Variococha, entre otras. Las zonas de muy alta susceptibilidad (33% del área total de la cuenca), corresponde a laderas con pendientes mayores a 35°. Estas áreas cuentan con escasa a nula vegetación, depósitos de movimientos en masa activos y con indicios de reactivación; con un substrato muy alterado, que retiene agua de infiltración originando el aumento de peso de los materiales, incrementando su inestabilidad.
Una simulación de un probable flujo de detritos o huayco, utilizando el software FLO-2D, muestra una zona crítica por represamiento en el sector de Rataparuri. Esta zona con un cauce reducido y estrangulamiento del mismo, por un cambio de la dirección de la quebrada, es la zona más probable para un represamiento temporal, que desencadenaría en un flujo de detritos secundario que podría ser más dañino que el principal. Se señalan otras zonas con menor potencial a producir represamientos en la quebrada. Se ha diferenciado varias zonas críticas por movimientos en masa, que por sus características geodinámicas constituyen zonas potenciales de peligro geológico y han sido definidas como zonas críticas, siendo ellas: 1) deslizamiento de Antahurán, 2) deslizamiento de Atupa, 3) Deslizamiento de Linopuquio-Cunca-Churhuay (reactivación), 4) Movimientos en masa en la quebrada Esperanza; 5) Derrumbes y deslizamientos en las quebradas Pucaurán y Tumbas; 6) Derrumbes y deslizamientos menores en las quebradas Amaruri, Ulluclluán, Yarcayac, Purupuru y Choque. El planteamiento de soluciones o propuestas de intervención se ha analizado en cada caso, considerando su peligro potencial. Teniendo como base la zonificación por susceptibilidad, definiendo zonas con peligro muy alto y alto, moderado, bajo y muy bajo. A partir de este análisis se dan las recomendaciones pertinentes con propuestas de intervención que deberán ser ejecutadas para mitigar el riesgo y deben ser asumidas por la Municipalidad de Jangas, y las instituciones con ingerencia en la cuenca Pucaurán-Atupa.
El informe completo se puede encontrar en la web del INGEMMET.
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